Como parte de la iniciativa de promover a los trabajadores del Grupo Acideka, nos parece importante mostrar el talento interno que tenemos, no solo por el trabajo que realizan dentro de la empresa, si no, por las habilidades y logros que tienen fuera de la misma.
Para esta edición, tuve el placer de entrevistar a Jesús Salvidea, quien trabaja en la planta de Lantarón, Dekitra, hace 41 años. Es el más veterano del Grupo Acideka. El nos cuenta un poco sobre sus primeros años en la empresa, así como de sus dos pasiones, el baile y el fútbol. Disfruten la lectura!
Cuéntanos de tus inicios en el Grupo Acideka, aquí en Dekitra.
Vale, pues yo empecé a trabajar Dekitra en el año 82. En un principio, estuve un par de meses en un almacén que tenían en Amorebieta. Y ahí estuve dos meses y luego me fui un mes a Martorell, una empresa donde hacían cloro. La idea era aprender, obviamente, porque nosotros íbamos a empezar a fabricar cloro.
Y de ahí, cuando terminé el mes de formación, me mandaron una semana a Torre la Vega para aprender sobre el envasado de cloro, porque en Martorell solo habían bombonas de mil kilos. Y en Torre la Vega, habían botellas más pequeñas, digamos, de 100 y de 50 kilos.
Y una vez que terminé con esa formación, pues vinimos aquí a Lantarón y empezamos a ver los terrenos. Yo vine con un chico de un pueblo de Santander, Ampuero creo que se llamaba. Y entre él y yo, vinimos aquí a coger unas muestras de tierra, que se llevaron a analizar para ver qué había que echar en el subsuelo. Todo esto eran fincas de remolacha y zanahorias.
Yo empecé en la empresa cargando camiones de carbonato sódico. Había un silo, que luego te lo enseñaré, y venían los camiones cisternas que descargaban y luego metíamos todo en sacos de 50 kilos.
Gracias a Dios, hoy en día, lo máximo que se puede coger son 25. Pero nosotros cogíamos 50. Bueno, todavía estoy vivo, ¿eh? ¿Has visto a dónde he llegado?
Me han contado que te gusta bailar. ¿Lo haces como hobby? Cuéntanos un poquito más de esta afición.
Mi hija de pequeñita empezó bailando hip hop, o danza urbana, como lo quieras llamar. Íbamos a campeonatos por ahí, y un día empezó a hablar, ¿y por qué no hacemos un grupo de padres y madres?
Cuando íbamos a competir con los niños, empezamos a hablar del tema, y salió un grupo de 26 personas (padres/madres). 16 eran mujeres, y 10 éramos hombres, ya de una edad avanzada. Yo tendría entonces 60 años cuando se hizo esto, pero la pandemia nos paró, y entonces ya dejé de bailar.
Participábamos de campeonatos, íbamos a Madrid, íbamos a El Cursal, San Sebastián, íbamos a Bilbao, y ganábamos premios. La categoría en la que participábamos se llamaba Super Papis, ¿sabes? Y nuestro grupo se llamaba La Banda de Zape.
¿De Zape? ¿Qué significa?
Pues había un cómic antes que eran unos hermanos de un Tebeo, que se llamaban Zipi y Zape, uno era rubio y otro era moreno, y siempre les pasaban cosas raras, cosas malas, cosas así, negativas… Lo que decíamos antes de empezar era ¿a dónde vamos? Si no sabemos hacer nada, si vamos a hacer el ridículo, y pues no, no hicimos el ridículo. Empezamos a hacer coreografías, y ganar un sexto puesto, un quinto, un cuarto, un tercero, y así fuimos consiguiendo algún trofeo que otro.
¿Cuál es tu hobby principal?
Mi hobby principal es el fútbol. Yo he hecho mucho deporte en mi vida. He estado jugando al fútbol hasta los 57 años, en equipos y
tal. Cuando dejé el fútbol, empecé a hacer ciclismo y también he hecho atletismo.
Y cuando dejé todo este tema del futbol, como me gustaba mucho, tenía tal gusanillo dentro, me puse a entrenar a chavales, a hacer fútbol base. Y fui entrenador de fútbol base unos 12, 13 años. Pero ya me retiré por completo, porque ya veía que igual era un poco mayor y los niños con la gente mayor, pues ya sabes que igual no pega mucho, ¿no? Aunque tuve mucha suerte con los que tuve a mi mando.
Y luego y me salió lo del baile y ya me enfoqué al baile. Y la pandemia pues me lo paró. Y ahora me dedico a hacer ciclismo cuando puedo. Ese es mi hobby ahora. Y ver fútbol que me encanta.
¿Qué anécdotas quienes compartir con nosotros?
Yo con Esteban tengo una anécdota, te la voy a contar, que le agradeceré toda mi vida. Cuando murió mi papá, estábamos en el pueblo – yo soy de un pueblo de aquí a unos dos kilómetros -. Entonces me dicen, «Jo, hay un señor que está entrando por el portal, con un abrigo y tal, así, muy alto» y yo salí a recibirlo y era el señor Esteban.
Y a mí aquel día me pareció que tuvo un detalle antológico, porque yo no pensaba que iba a venir. Mi jefe, el hombre que tendría mil cosas en la cabeza y tal, que viniera a acompañarme aquel día en la muerte de papá, es una cosa que se me quedó grabada y no la olvidaré jamás. Y en ese aspecto a Esteban le tengo que agradecer muchísimo.
Yo pude hacer mi vida alrededor de unos dos kilómetros y medio de mi pueblo. Yo tuve dos hijas aquí, mis hermanos están todos cerca, mi madre también, o sea, estamos todos juntos. Eso es de agradecer y yo lo valoro mucho.
Otra anécdota con el señor Esteban fue cuando nosotros necesitábamos un carné de entrenador, para entrenar futbol con nuestro equipo de la empresa. El señor Azanza nos dio su carné para que otra persona pudiera sentarse y dirigirnos, pero con el título que tenía este hombre. Y yo jugué en el equipo y me gustó mucho también porque se implicó en el equipo en el que entonces yo jugaba.
Mira, que no se me olvide, te voy a contar. Cuando empezamos a hacer todo esto aquí en Dekitra, hacía un sol de justicia, unos 34-35 grados. Un día vino el señor Esteban y nos vio y nos dijo, «¿pero no tenéis agua fresca para beber?» Y le dijimos, «no, es que no tenemos agua corriente ni nada, ni frigoríficos ni nada» (por que aún no los habían instalado). Y él llamó, no sé a dónde llamaría, y al poco rato viene una persona y nos trajo tres frigoríficos. Pidió también agua embotellada, y nos trajeron palés de cases de limón y de naranja. Se implicó muchísimo. Entonces yo digo, los jefes te exigen, pero veías en Esteban que también te daba un poco, y dices, «oye, pues se acuerda de nosotros».
Y son cosas que se agradecen mucho.
Si quieres participar contando tu historia, escríbenos a: comunicacion@acideka.com
Katherine Anchorena, Responsable de Marketing & Comunicaciones